En 1939 aterrizó el primer avión en Zaraza. Era Jimmy Angel

Jimmy Angel en Zaraza

«El día 29 de julio del año 1939, la población de Zaraza se echó a las calles, se ubicó en los caminos y escudriñó los montes buscando estar presente uno de los acontecimientos célebres y curiosos», relata Moisés Rodríguez en su obra «Desde una esquina con faroles» (1972).

Aterrizaje de Jimmy Angel en Zaraza en 1939. [Foto de Marcos Hernández Chacín publicada en la obra de Moisés Rodríguez].

Quien marcó una página inédita de la historia del pueblo fue Jimmy Angel, el explorador estadounidense que descubrió en 1933 el llamado «Salto Ángel», la cascada más grande del mundo. En 1937 ya Angel había hecho historia al aterrizar sobre el auyantepuy.

El piloto estadounidense era amigo del doctor zaraceño Luis Morales Padilla, quien le había pedido que le ayudara a llevarle unas medicinas a su madre, Doña Dolores Padilla, que se encontraba convaleciente en el barrio Golfo Triste.

En la aeronave viajaban Angel y su esposa, y el doctor Morales Padilla. La idea era dejar caer el paquete de medicinas sobre la Plaza Páez, pero en el momento de sobrevolar Zaraza cambiaron los planes.

«Doctor, la mejor medicina para su mamá es usted mismo, vamos a buscar una pista», le dijo Angel a «Luisito», relata el cronista Moisés Rodríguez.

El piloto encontró un campo (Macolla de Juajua) y descendió hasta tocar suelo zaraceño.

«El acontecimiento de muchos años». [Foto de Marcos Hernández Chacín publicada en la obra de Moisés Rodríguez].

«En Zaraza jamás hubo campo de aterrizaje, y la diferencia entre el Auyantepuy y Macolla de Juajua es notoria, y esa desigualdad nos otorgó una especie de libre y directo pase para figurar en el desconocido mundo de la aviación (…) Zaraza, pueblo aislado en época de lluvias, y ante la urgencia de una medicina de requerimiento casi inmediato, presenció el vuelo de uno de ‘los pioneros de la aviación’. Venía a lanzar un paquete conteniendo el medicamento; pero las circunstancias y el espíritu de aventura de Jimmy Angel lo hicieron presente en el pueblo».

Moisés Rodríguez en su obra «Desde una esquina con faroles» (1972).

Este hecho resultó ser el «alboroto de todos los tiempos» y se comentó por mucho tiempo en el pueblo, refiriéndose al avión de Angel como «el avión de Luisito».